viernes, 13 de septiembre de 2013




Participar en una Copa del Mundo es el mayor logro que pueda gozar un futbolista, defender la camiseta patria en un certamen de inmensa magnitud es inexplicable, solo las emociones en el instante describen a la perfección ese momento, sin embargo, para llegar a tan importante suceso es necesario prepararse y preguntarse si se está del todo listo para superar la presión, afrontar la responsabilidad y persistir para encontrar las puertas de la gloria antes de que el tiempo se rinda y nos relegue a la frustración.

Fueron dieciséis años de espera y sufrimiento, acompañados de interminable esperanza cada tanto la selección Colombia se alistaba para luchar por un cupo al máximo torneo de fútbol. En estos momentos el segundo lugar de las eliminatorias para Brasil 2014 es un privilegio, también  lo es el contar con un excelente entrenador que supo explotar las cualidades de los jugadores que actualmente integran el combinado tricolor; no hay que mentir, Colombia disfruta de futbolistas de gran nivel, casi todos en Europa, destacándose cada jornada en diferentes ligas, no obstante, tampoco hay que caer en triunfalismos para aceptar la realidad de nuestro fútbol, la realidad de una defensa que parece ser el gran problema de José Néstor Pékerman.

Son nueve goles, con los dos ante Uruguay, los encajados en toda la eliminatoria, siendo la menos vencida, incluso, óptimamente mayor a la zaga de la Selección Argentina. Muchos se preguntarán o pensarán cuál es el verdadero problema o la preocupación que tanto se señala si existe un equilibrio en el grupo con una buena cantidad de goles a favor y apenas nueve goles en contra, pero hay que entender que no se puede juzgar con el resultado todo el rendimiento en la franja de centrales, en donde se ha mostrado la mayor lasitud del equipo, clara prueba nos dejan los últimos compromisos ante Ecuador y el pasado martes 10 de septiembre frente a “los charrúas”.

Muchos nombres en ataque, delanteros de extraordinarios tonelajes, como Falcao, Jackson y Teófilo, para señalar algunos, y está la otra cara, la defensa, en donde todo se hace más complejo. Si bien se convocan hombres de experiencia, eso no parece valer a la hora de salir al campo y plasmarlo en los 90 minutos. En diversos partidos de la clasificación a Brasil, el seleccionado colombiano sufrió goles por errores propios más que por virtud de los rivales, esto despierta las alarmas ya que lo primordial, sin dudas, es mantener una defensa sólida en caso de que los delanteros no tengan un buen día.

No es requisito tener los mejores centrales del planeta para poder mantener el arco en cero, lo fundamental es la concentración, los cinco sentidos en acción para llegar a tiempo a una anticipación, rechazar un balón en lugares de menor riesgo posible, adelantarse al pensamiento de la picardía del delantero y lo más importante si lo anterior sale mal, saber actuar ante un malestar psicológico a causa de ser superado. Los juegos ante Venezuela, Argentina, Ecuador, Chile y Perú, los tres últimos en calidad de visitantes, dejaron mucho por reforzar en el aspecto defensivo; frente a los “Incas” se logró, con algo de suerte, proteger la valla y sumar tres puntos trascendentales para seguir en carrera y recuperar el terreno perdido luego del empate inmerecido de los venezolanos y la dolorosa caída contra la Argentina en “La Arenosa”, que la postre, le daría a los albicelestes un respingo anímico que no para.

No hay que condenar a nadie, pero sí prestar mucha atención al sistema en la zaga del cuadro colombiano. Muchos son los problemas, primero, los dos laterales fijos, Camilo Zúñiga y Pablo Armero, no parecen tener un buen respaldo desde el banco si en cualquier momento llegan a faltar, además, se le suma la poca participación de Cristian Zapata cuando en Milán es indiscutible titular con destacadas actuaciones, además de joven y rápido, no tanto como Amaranto Perea, pero si lo suficiente para imponerse en piques cortos o largos combinando fuerza con resistencia. Otro de los zagueros que suele utilizar el entrenador argentino es Mario Alberto Yepes, veterano de 37 años, conocedor del oficio, preciso, fuerte, no cabe dudas que ha sido el de mayor rendimiento en la última línea, pero ¿cuándo no esté? Otro de los defensores normalmente convocado es Aquivaldo Mosquera, con un importante manejo de balón, puede jugar de líbero en una línea de tres, no muy veloz, pero mucho menos torpe y justo para cumplir cuando debe, parece tampoco convencer a Pékerman.

El planteo táctico en Montevideo no fue ningún error, mucho menos el haber colocado a Stefan Medina como lateral derecho, posición que ocupa habitualmente en el esquema de Osorio con Atlético Nacional, incluso como volante llegador; puede que su inexperiencia en ese tipo de partidos de tan enorme magnitud y su juventud le jugaran una mala pasada, lo moral también juega, el estado mental, los nervios, la ansiedad en contra, nadie discute su talento, es más, es bueno darle participación, que se le brinde confianza y aprenda de los errores para que luego se asegure un puesto, sea en este mundial o en las eliminatorias a futuro. Hay dos conjuntos en uno en el equipo que dirige Pékerman, un excelente ataque sostenido por una irregular defensa, reconociendo que es la pareja de centrales la que no encaja, no porque no sean merecedores de estar ahí, el DT juzgará, sabrá con su irrefutable conocimiento quién debe salir a jugar, pero estando ya el sistema de juego en ofensiva, en lo que se debe trabajar es el engranaje defensivo para afrontar con ecuanimidad el próximo Mundial de Fútbol en Sudamérica, y sí que será un reto difícil, no habrán 18 partidos, sólo se jugarán finales desde la fase de grupos y cualquier modo de desconcentración significaría la derrota o la exclusión del certamen.


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